viernes, 10 de junio de 2016

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De los tamales a la óptica aplicada a la biomedicina en Harvard

México, DF. 5 de agosto de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La clave del éxito está en el trabajo y la perseverancia, aseguró el científico mexicano Juan Pablo Padilla Martínez, quien actualmente se encuentra realizando un posdoctorado en óptica aplicada a biomedicina, en el Wellman Center for Photomedicine, del Hospital General de Massachusetts, principal sede de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos.
Juan pablo padilla martinez
Proveniente de una familia humilde, Juan Pablo Padilla Martínez nació en Huamantla, Tlaxcala, y es el menor de seis hermanos. Su papá, el señor Jose Padilla Sánchez era originario de Oaxaca y su mamá, la señora Estela Martínez Arroyo, provenía de Puebla.
“Mi papá era maestro, pero lamentablemente murió en un accidente automovilístico cuando yo apenas tenía año y medio de edad. Dicen que en su trabajo había un maestro que le daba ‘ride’, pero un día cuando venían de regreso a casa, el conductor de un trailer, que iba en estado de ebriedad, los embatió”, recordó con voz entrecortada.
juan pablo padilla martinez secundariaAl quedar viuda la señora Estela Martínez Arroyo, también se quedó desamparada económicamente la familia Padilla Martínez. Sin embargo, Estela decidió sacar adelante a sus seis hijos con la venta de tamales.
“Mi mamá es de rancho, es de esas mujeres que no se dejan vencer por nada, entonces mi mamá decidió vender tamales y tacos. Puso un puesto en la calle, y mis hermanos y yo, comenzamos a trabajar muy chicos”.
Relató que desde que iba en la primaria y hasta el primer año de la carrera de física aplicada, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), él vendía tamales, ya que con eso costeaba sus estudios.
“De lunes a viernes me levantaba muy temprano, sacaba el puesto y después me iba a la escuela mientras otro de mis hermanos se quedaba atendiendo. Los fines de semana poníamos dos puestos, mi hermano mayor atendía uno y yo me iba un poco más al centro de Huamantla”.
A pesar de que en el negocio de tamales denominado Pamar, porque era de la familia Padilla Martínez, les iba bien económicamente, él siempre supo que no se quería dedicar a la venta de tamales toda su vida porque no lo llenaba emocionalmente, no lo ayudaba a satisfacer su mundo lleno de inquietudes y preguntas.
“Tenía claro que yo no quería vender tamales toda mi vida, era muy pesado levantarse muy temprano y sentir el agua fría, pero sobre todo era monótono y aburrido, yo no quería hacer eso siempre”.

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