martes, 3 de mayo de 2016

Fundación Kasparov de Ajedrez

EN EL PROGRAMA ESCOLAR
Tiene una dimensión lúdica evidente, pero el ajedrez es mucho más que un juego o un deporte. Numerosos estudios han demostrado que es también una poderosa herramienta para el desarrollo de procesos cognitivos esenciales para el aprendizaje. No solo enseña a pensar y tomar decisiones, sino que potencia la inteligencia emocional y ayuda a transmitir valores.
Esta es la razón por la que la Unesco decidió en 1995 recomendar a todos los países miembros que el ajedrez fuera incorporado como materia educativa en la enseñanza primaria y secundaria. El miércoles pasado, la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados decidió, por unanimidad de los ocho partidos que la componen, proponer que este juego milenario pase a formar parte de la vida escolar de los niños españoles, especialmente entre los seis y los nueve años.
La recomendación no puede ser más acertada y debería ser rápidamente atendida por las autoridades educativas. No se trata de fomentar torneos de los que surjan campeones mundiales —aunque si los hay, mejor—, sino de potenciar en todos los niños las habilidades cognitivas que este juego proporciona. La lista es larga. Desarrolla los mecanismos de la lógica y el pensamiento analítico; aumenta la concentración y la capacidad de abstracción necesaria para imaginar escenarios variables; entrena la habilidad para planificar y anticiparse a los movimientos, enseña a visualizar mentalmente diferentes itinerarios posibles y calcular las consecuencias de cada movimiento en unescenario cambiante. Fomenta, por tanto, la capacidad de relación y de decisión.
En resumen, entrena procesos mentales necesarios para abordar cualquier aprendizaje y, en consecuencia, para afrontar la vida. Pero hay dos áreas educativas que se benefician muy especialmente de las bondades pedagógicas del ajedrez: las matemáticas y el dominio del lenguaje. Precisamente, aquellas en las que los alumnos españoles presentan mayores carencias.
Los sucesivos informes PISA han mostrado que los escolares españoles obtienen una puntuación bastante inferior a la media de la OCDE —entre 10 y 15 puntos por debajo— tanto en matemáticas como en comprensión lectora. Es, pues, una muy buena idea que el ajedrez salga ahora al rescate de estos escolares.

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